Wednesday, June 14, 2006

Hija de Perra vs. La Peluquera.

La Teresita no tenía idea que la niña que arrastraba de las greñas era la misma que le había dado una tremenda tunda al Garnacha. Al llegar a la puerta la dejó caer, pensando que se quedaría esperando asustada en el suelo se metió por un trapeador imaginando poder obligarla a limpiar su banqueta adornada con ya muy gastados azulejos. Pensó tontamente que el miedo causó que esa niña no se quejara ni defendiera, no pasó por su cabeza que ella era la niña mudita que dejó fuera de combate a su cuidador, tampoco se dió cuenta que inmediatamente que se dió la vuelta, Hija de Perra se puso de pie, corrió hacia ella y se lanzó a una de sus piernas, ese ´día enfundada en una bermuda mordiéndola de tal manera que el grito de La Teresita se escuchó en toda la Tatemada. La Candis trató de ayudar, pero Hija de Perra con una patada, empujo una de las sillas de Fanta que terminó por atrancar la puerta dejando a la pordiosera y a la peluquera encerradas dentro de la estética. Era temprano, no había clientas, la mordida asustó a la Teresita, pero con cosas peores se había enfrentado en sus años de prostituta. Mientras sentía una mordida demasiado sólida para ser de una niña y paralizado por el miedo que le causaba, La Teresita se dió cuenta que su atacante era Hija de Perra, pero aún así se negaba a creer la fuerza de esa niña. La vida había hecho de la Teresita, según los propios chismes que La Candis había propagado entre la clientela, un ser muy testarudo, cerrado, todo el barrio lo concideraba un monumento a la estupidez humana, pero era uno de esos males del barrio con el cual se evitaba enfrentarse, no porque miedo, no por respeto, todos en la Tatemada opinaban que enfrentarse con la Teresita era el equivalente a matar a una rata de un pisotón, descalzo. Vivía en su mundo, sumamente protegido con sus malos modos y malos tratos, adulado por la Candis y trataba que nadie se enterara de sus largas depresiones. Era inutil, nadie en el barrio se procupaba por lo que sucediera con la Teresita a nivel emocional. Muchas de sus clientas le pedían de favor, que se vistiera de mujer y atacara a alguna incauta que se metiera con su marido o con la que tuvieran algún problema de vecindad, la Teresita aceptaba sintiendose útil y mala, y dicho sentimiento no la dejaba ver que solo era usada, de la misma manera de cuando se travestía para prostituirse.
La mordida de Hija de Perra provocó que se quitara ese caparazón (muy ad hoc con su figura de tortuga) y terminara en el piso. Sin embargo Hija de Perra aún tenía en ella ese instinto que le provocó la ofensa recién hecha, conciente de su debilidad física comparada con la de la Teresita, la noqueó lanzádole la secadora de pelo al más puro estilo de David y Goliat, en un intento por escapar, La Teresita se enredó con el cable de su grabadora la cual, calló en su cabeza, Hija de Perra le arrojó cantidad de cosas que encontró en la estética: cremas, barnices, cepillos y finalmente le clavó sus tijeras en la mano, acto que aterrorizó a la Candis que se echaba el númerito desde la ventana implorando ayuda. Nadie intervenía, pensado que algún antiguo cliente se cobraba con La Teresita algún pollito viejo. Mucha fue la sorpresa al ver salir de la estética a una niña de cinco años, La Candis se alejó de ella. Hija de perra tomó el costal y siguió su camino. Nadie dijo nada, nadie le agradeció, pero la madrina de la Teresita fue a salud de la Tatemada, en especial de los niños violados por la Teresita.

Monday, June 12, 2006

Hija de perra.. esta suelta.

La Tatemada sabía ya de Hija de perra, su fama creció desde su encuentro con el Garnacha. algunas verduleras agradecían el hecho de que una niña tan chica, ridiculizara al cáncer del mercado, habían otros que no estaban contentos con que una insignificancia rompiera los roles ya establecidos en el barrio, pero esto era meramente miedo. Con el Garnacha rebajado a un bufon más, cualquier niño de la calle podría revelarse.
Juan Carlos Escobar, mejor conocido como La Teresita, la peluquera del barrio, tenía bien sobornado al Garnacha para que protegiera su muy humilde y abollado changarro, donde le ponía luces rubias a todas las tiangueras y largas uñas de acrilico, incluso las pirujas frecuentaban "El Palacio de la Belleza" como se llamaba la estética Unisex a retocarse los rayitos, hacerce la base, el tupè, el crepe o acicalar sus pelucas; Teresita era una experta, y como no, si los rumores de la Tatemada eran que era egresada de la zona roja de la ciudad, sus ex colegas eran sus clientas. Pero parte de la protección, tambièn recaían en la Candis.
La Candis era un niño, fiel personaje de la Tatemada, y todos en el barrio sabían de la relación pedófila obligatoria entre él y la peluquera. Aparte de el tapiz de margaritas, las decenas de posterts de cantantes y actores recien recortados de la TvyNovelas por la misma Candi, habían dos cosas que no podían faltar en la escenografía de "El Palacio de la Belleza", la regordeta y malformada figura de la Teresita, a veces enfundada en letales licras rojas, amplia camiseta esmeralda y su inseparable cangurera, peine en mano y tijera en la otra, sus pelos chinos y grasos y la cara que según los clientes y teporochos, correspondía a una elefanta recien cogida. La Teresita hablaba con las clientas, presumía de su categoría, de su clase, de su alcance, todas, ignorantes y analfabetas, pero nunca dejaron un lado el factor del obscuro pasado de la peluquera y el horrendo presente, la Teresita no solo encerraba a la Candi, obligaba a otros niños, cuando los clientes se habían ido a pasar al mortal "cuartito de atràs". La Candi por su parte no resaltaba mucho entre tanto folklor, iluminaban más el cuarto las sillas patrocinadas por la Fanta que estaban ahí para que esperaran las clientas. Su función ahí era el de barrer el pelo y abrir la puerta.
La Candi, un niño muy finito, rubio, dejaba muy en claro su feminidad, era un niño bajito de extremidades muy flacas, manos muy pequeñas y una barriga prominente producto de una mala alimentación, no hablaba mucho, sus problemas intestinales y bucales le provocaban un mal aliento que espantaba a la misma pescadera cuando se hacía el pedicure y que nadie se atrevía a decirle "te apesta la boca", por lástima, era lo más seguro. Se destacaba anónimamente dibujando en sus ratos libres y tenía miles de cuadernos llenos de garabatos poco comprensibles para algunos, pero en la vida real, la Candi, era demasiado gris, su caracter hacía que los que lo rodeaban, generalmente no tomaran en cuenta sus emociones, mucho menos sus sentimientos, los cuales aseguraba no tener, pero erán los mismos de un niño traumado, violado abandonado y a punto de entrar a la adolescencia. Cuentan que la Teresita lo recogió cuando regresaba a la Tatemada, el niño se había quedado solo, su mamá y sus hermanos estaban lejos, el y su papá habían llegado a la ciudad buscando un pollero para irse a los Estados Unidos. Teresita se imaginó que era uno de tantos niños que los jornaleros traen a la ciudad a perderlo. Candi sabía perfectamente donde estaba papá, pero le causaba tanta verguenza que un extraño lo supiera, así que no dijo nada, la Tatemada no lo sospechaba y el sabía que era algo delicado y que con su prudencia jamás saldría a la luz. La misma vida de la Candi era un infierno, sometida a un trabajo que lo denigraba y desgastaba.
Hija de Perra regresaba arrastrando un costal con fruta maltratada que había recolectado en el mercado con la horda de marchantas agradecidas, el cual dejaba en la banqueta un pequeño rastro de jugo. Al pasar por la recièn barrida por Candi, banqueta de El Castillo de la Belleza, èste corrio a chismearle a su patrona de la mancha ocasionada por una chamagosa. Chanclenado, mascando chicle y cepillo de rueda en mano, la Teresita salió fúrica, poco le importaba que bajo esa vieja blusa gris se le salieran las lonjas por debajo y las manchas de sudor fueran evidentes, Teresita tenía senos naturales por su gordura, pero estos, ya estaban caidos. A sus espaldas, la Candi le decía entre otros apodos "La chichis de india"
!Oye pinche excuincla pendeja!- asi de fina se expresaba- tu me vas a trapiar de vuelta el desmadre que me hicistes aqui afuera...- y mientras le reclamaba se acercó hasta tomarla del pelo y tirarla al piso. Hija de Perra calló encima del costal aplastando la poca fruta buena. La Teresita la jaló del pelo y arrastró de regreso alegando que no sabía con que tipo de perra se había metidoy que pagaría haber pasado por su local.
No Teresita, eres tu la que no sabe que perra esta apunto de soltar un mordida.

Friday, June 09, 2006

HIja de Perrra muerde de vuelta.

Ahí estaba La Chaparra, con el sweter de que blanco no le quedaba nada, el pelo enmarañado y comiendo un elote que había pepenado del camión de la basura. Mismo que terminó por tirarle un diente más. Ahi estaban con ella el chicles, el cerillo, el gato y el Rina quien le debia el apodo a una telenovela de Ofelia Medina, en donde su personaje compartía con el excuincle una monumental joroba, todos comían su respectivo elote, los menos afortunados como El Chicles solo podían chupar el hueso cuando llegaron Los D'enfrente. Otros niños de la calle, chamagosos al fin y al cabo, en la Tatemada sólo podían reconocer a los dos bandos por la diferencia de edad. Los XX, o sea a los que Hija de Perra llamaba los de'nfrente eran màs grandes, màs gandallas, y famosos por robar bolsas de mercado. A dicho grupo lo regenteaba un niño de ocho años que en apartaba diez, godinflón y prepotente y que se le conocía con el mote de El Garnacha. Tenían hambre y los niños perdidos, en ese momento tenían algo que ellos no: sobras de comida. Pero los màs chamacos, por su parte, tenían algo que ellos jamás tendrían: a Hija de Perra. En un primer repaso, la banda de el Garnacha no se preocupaban por la Chaparra, la chamagosa niña que se les había pegado, y aprovechando que su mero mero valedor el Paco's seguro andaba de limpiaparabrisas decidieron atacar. Sin aviso, La Garnacha le dió un zape a Hija de Perra, quien del golpe dejó caer su elote, se fue directo contra el cerillo y así, cada uno de los XX tenía a un chamagoso en el piso. Nunca creyeron que debajo de la chaparra, tan inocente y desprotegida en apariencia, se esondía una verdadera fiera, que podía ser muy solidaria y cooperativa, y hasta cierto punto dejada, ella tenía sus límites, y jamás dejaría que el Garnacha o cualquiera la ofendiera internamente, para una niña de cinco años, todo su mundo y futuro era un insiginificante hueso de elote, mismo que ahora estaba en manos del Garnacha y apunto de llevarse a la boca. Con toda su fuerza lanzó un puñetazo que primero tocó el hueso robado el cual provocó el desprendimiento de todos sus dientes. Las pequeñas peleaspararon, sincronizados todos los XX rodearon a la Chaparra. Ella no dudó y se lanzó contra el gordinflón, con femeninos pellizcos, jalones de pelos, razguños y cachetadas, èrp también masculitos puñetasos, cabezasos y patadas a lo testículos. El Garnacho no podía defenderse y sólo intentaba salir de la carcel madreatoria de la niña. Cuanod lo hizó, él y toda su banda estaban soprendidos, y en un tono que variaba entre el miedo y el sollozo le gritó a la niña aun en cuatro patas y emitiendo el sonido que desde bebé fue el único que pudo mostrar: rugidos, que mezclados con esa rabia, se conbirtieron en ladridos. Hija d perra ladraba, y ladraba.
El Garnacha, antes de largarse y limpiando la sangre que escurria de la boca, y aterrado solo le gritó.
- ¡Tu! ¡Tu eres una hija de perra!
Y apartir de ese día y con todos los mirones que se juntaron a ver la madriza del Garnacha, el barrio conoció y temió a Hija de Perra.
El Garnacha y su banda pensarían dos veces antes de atacarla, pero aún habían más personajes en ese barrio que no sabían nada de la fuerza interior de esa niña, pero en cuanto se cruzaran en su camino lo iba a descubrirm como hija de perra muerde de vuelta. Y muerde más fuerte.

Thursday, May 25, 2006

Doña Francisca, pese al poder otorgado por Hija de Perra, lo uso en su contra, maldiciendola por la muerte de Socorro. Condenó a la niña que apnes opdía pronunciar sus primeras palabras a no hablar hasta que su dolor de madre desapareciera. La niña quedo muda desde ese momento. Tenía tres años cuando al regresar a casa, se topó con la noticia de la muerte de una de sus protectoras. Sin tener pertenencias que tomar, se fue de la casa donde se había escondido por tres años. Doña Francisca ignoró sus visiones, donde le pedía porteger a Hija de Perra para prevenir una tragedia en La Tatemada.
Hija de perra, entonces, empezó un largo y peligroso recorrido por los barrios de la Tatemada, pronto se encontro con un grupo de niños de la calle, a los que llamó "Los Niños perdidos" en alusión al cuento de Peter Pan que le había platicado Socorro. Ellos la rechazaron, ella resistió y poco a poco se ganó un ligar en el grupo. Se sintió protegida, aùn sin un nombre, sin una identidad, en un grupo donde todos se referían a ella como La Mudita. Entre niños Hijas de Perra empezó a forjar su carácter, descubrió que era inmune tambièn al dolor físico, por lo cual nunca temió a golpearse accidentalmente trepando o brincando. Así también soportaba los golpes, los cuales en poco tiempo aprendió a regresar de mejor manera. A los cinco años, hija de perra era la jefa de la pandilla, y no dudaba en demostrar con golpes su superioridad. La Tatemada no tardaba en recibir la primera mordida de Hija de Perra.

Monday, May 08, 2006

Quienes supieron la historia de Hija de Perra, aseguraban, que esa bebé era un milagro, era un santa, una santa cubierta en miseria y mierda como todo el barrio La Tatemada. Tres semanas pasaron entre que Hija de Perra fue abandonada y fue encontrada por Socorro, una niña de 5 años, quién la confundió con una muñeca, cosa lógica, ya que Hija de Perra no se comportaba como un bebé, y según cuentan, nunca lloró, ni por hambre, ni por frío, siendo unos pequeños rugidos la única forma de dar a conocer que algo la molestaba. Socorro al verla, y darse cuenta que esa muñeca era de carne y hueso, escondió la canasta debajo de la cama que compartía con tres de sus ocho hermanos. Después empezó a alimentarla con la poca leche que a veces sobraba, con atoles que le mendigaba a la sra. de las quesadillas. Mal alimentada, abandonada, protegida por una niña de cinco años y un par de perras, la que algún día fue llamada La Hija de la esperanza, logró crecer, inmune a las enfermedades que sufrían todos los vástagos del barrio, incluida Socorro, quién con un poco más de conciencia, sacaba a pasear a la niña, ella sola la enseñó a caminar, y a pronunciar sus primera palabras, al tiempo de que en el barrio, preguntaban quién era la bebé que traía Socorro, a muchos les restaba importancia, el saber que en su casa, la reproducción casi parecía espontánea. Pero las cuentas no salían, a los tres meses, toda la Tatemada, traía el chisme de que la pequeña Socorro se había robado una niña. Chisme que inmediatamente llegó a oídos de Francisca, la adivina del barrio y madre de Socorro. “Ese es el mensaje que me mandaban los arcanos y no comprendía…” . No habían tales arcanos, doña Francisca, como todos sabían era una charlatana, aunque muchas veces le atinaba y en eso erigía su fama de vidente.
Doña Francisca esperó tarot en mano a Socorro, la vió a lo lejos con una niña, reconoció la ropa de alguno de sus hijos en ella, y una voz en su interior la hizo doblar a la vuelta de su pequeña casa, lugar al que nunca iba y encontró el refugió de la bebé. Esa voz en su interior, le empezó a decir varios secretos de su entorno, respuestas a varias preguntas planteadas esa mañana por sus clientas, entre la basura se arrodilló y extendió su baraja, algo extraño le pasaba, y veía claros mensajes en sus cartas. Esa tarde doña Francisca obtuvo el don de la clarividencia, y según sus cartas, esa niña que tenía su hija en sus brazos era la causante de este regalo, vio que la niña era algo grande, que tenía que mantenerla cerca, protegerla, no era una casualidad que fuera abandonada en su casa, la niña corría un grave peligro, pero toda la Tatemada estaría destinada a la desgracia con esa niña lejos, salvándola, podrían salvarse todos.
Hubo un trato esa noche. Socorro no se enteró que su madre ya no era una adivina charlatana, y Doña Francisca no se enteró de la canasta que su hija guardaba bajo su cama. Acordaron mantener a la niña en casa, a escondidas del esposo de doña Francisca, Socorro estaría a su cuidado y la vigilarían constantemente.
Después de cuatro años, todos en La Tatemada estaba aterrados: una epidemia de cólera atacaba a todos los niños del barrio. En semanas, familias de nueves o diez hijos, se vieron disminuidas a unos cuatro o cinco, y no había familia que se salvara de esta enfermedad, y milagrosamente, los nueve hijos de doña Francisca estaban en perfecto estado. Mientras le echaba las cartas a la pollera, en su tarot vió un mensaje “la salud no es gratuita”. Esa noche, en su cama, Socorro murió de cólera.

Thursday, April 06, 2006

La suerte nunca estuvo de lado de Hija de Perra. Los ojos de la ciudad se pusieron a su merced, pero su destino estaba marcado, ella sería olvidada, ella caería en lo más bajo. Apenas dos horas después de que fuera albergada en casa de gobierno, la primera dama se la entregara a la sirvienta para su cuidado, la señora se sentía incapaz. Ella fingió un amor maternal ante la niña, pero en realidad le provocaba asco siquiera estar cerca de una niña recogida en un basurero. Pero la mantendría hasta que su marido terminara su mandato, para callar al pueblo. Al siguiente día, la niña tenía programado una bañada y una desparasitada, para que así pudiera acercarse con un poco mas de confianza a la primera dama.
Pero al siguiente día la prensa sólo hablaba del brutal asesinato de un acaudalado y rubio matrimonio. Los cuerpos de Emilio y Estefanía Wolf, los encontraron dentro de su auto, amarrados a sus asientos, y el cual fue arrojado a las profundidades del lago Verde. La señora Estefanía tenía tatuado en su frente la palabra Perra. Los medios no dejaban de hablar del asunto, le dieron más importancia que a las recién descubiertas tranzas del gobernador. Muchos pensaron que el mismo mando a asesinar a los Wolf para quitarse la presión de encima. Y cuando no hablaban de los presuntos responsables, hablaban del pequeño Emilio Jr y la pobre Sofía que habían quedado huérfanos. Ellos tan blanquitos y tan ricos, como iban a sobrevivir. La gente como siempre re rindió ante el caso que se olvidaron del casi inmediatamente capturado asesino (un obrero súper jodido) de las tranzas del gober, y por supuesto de la Hija de la Esperanza, la niña de la Tatemada, a quien la justicia y la vida llamarían mas tarde Hija de Perra.
Jovita no quería, pero obligadísima por su patrona Doña Roberta, regresó a Hija de Perra al mismo basurero donde había sido encontrada. Jovita la metió en una de las caras canastas francesas, la envolvió en unas finísimas sábanas de satín y para su protección le agrego una medallita de la virgen de Guadalupe bañada en oro con incrustaciones de diamante que Doña Roberta había mandado a hacer para la visita que tenía planeada hacerle al Papa (el cual por supuesto los mando a la fregada) y una carta pidiendo disculpas por abandonarla.
A media noche, acompañada por el chofer de los Magistral, y con la promesa de una parada rápida en el Motel El Velador, Jovita llevó a Hija de Perra de regreso a La Tatemada. De noche y con tanta miseria le fue imposible ubicar el callejón donde fue por primera vez abandonada. La dejo en el primer lugar vacío por el que pasó, jurándose a sí misma que jamás hablaría de lo sucedido por aquello que tanto peca el que mata la vaca…
Fue otra noche fría. Un par de perras callejeras, se acercaron a la canasta de la recién nacida. La olfatearon, y ambas la rodearon con su cuerpo. Dentro de la mala suerte de Hija de Perra, esa noche, sería protegida.

Thursday, March 30, 2006

Encuentran Niña abandonada en La Tatemada
Villa Esperanza 30 marzo 1975. En la madrugada de hoy, agentes del cuerpo policiaco, atendieron el llamado de los vecinos de la Colonia La Tatemada que reportaban el cuerpo aún con vivo de una recièn nacida al costado de la vivienda propiedad de la señora Elvira Machorro Cuenca. Los agentes se encontraron con el infante quièn al parecer se encontraba a pesar de las bajas temparaturas registradas el día de ayer en perfectas condiciones. La menor fue trasladada a las instalaciones del MP para una evaluación màs exacta de su estado de salud. La señora Machorro encontrola entre los botes de basura de su propiedad e introdujola al interior de su domicilio ante la posibilidad de que la menor fuera atacada por los perros callejeros del barrio. Los agentes esperan a que gente del DIF reanude actividades a primera hora para que ellos se hagan cargo de la niña.
Amadrinada por la primera Dama la niña de La Tatemada.
Villa Esperanza 31 de marzo 1975. La noticia de la niña abandonada en la madrugada de ayer en la Colonia La Tatemada, llegó rápido a oidos de la Sra. Roberta Magistral de Villafuerte, primera dama de Villa Esperanza y directora del DIF, la cual declaró que la recién nacida será colmada de bendiciones, definiéndola como una niña afortunada de nacer durante el mandato de su esposo el Lic. Eugenio Villafuerte, gobernador del estado. La señora Magistral declaro para los medios que: "yo misma me encargaré de poner a la niña en manos de una familia unida, y pletórica de buenos principios. Es una verguenza que en pleno 1975, se den estos casos de abandono, sin embargo esta niña tiene una bendición ya que el futuro le depara toda la felicidad que su madre se negó a compartir con ella". La Niña registrada como Roberta Elvira N N (en honor a la primera dama y ala señora que a encontró) dormirá esta noche en casa del gobierno donde será colmada de cuidados y regalos según lo declaró el vocero de gobernación. La sociedad entera de Villa Esperanza esta impactada con la historia de la niña Roberta Elvira y según las opiniones públicas, la niña será adoptada por la sociedad a quien llamàn desde ahora La Hija de la Esperanza.